El auge de los smartphones y las continuas dificultades
de Nokia para adaptarse a
los cambios han precipitado el final de su dominio.
Samsung vendió en el primer trimestre del año 93,5
millones de móviles frente a los 82,7 millones de Nokia. Apple se quedó en tercer
lugar con 35 millones de iPhone vendidos, un 9,5% del mercado
mundial. En el segmento de los smartphones, Samsung vendió 44 millones de
unidades en los tres primeros meses, más del triple que Nokia que solo colocó
11,9 millones de móviles.
Mientras Samsung doblaba sus beneficios entre
enero y marzo hasta los 5.150 millones de dólares y los triplicó en su división
de aparatos móviles, Nokia presentó la semana pasada unos resultados
desastrosos, con más de 1.500 millones de euros de pérdidas y una caída en
ventas del 29%.
Samsung está
más fuerte que nunca. Su línea de smartphones Galaxy, todos basados en Android,
el sistema operativo de Google, ha sido hasta ahora la única capaz de hacer
frente al iPhone de Apple. El Galaxy Note, por ejemplo, a mitad de
camino entre un móvil y una tableta, con una pantalla de 5,3 pulgadas que
muchos consideran excesiva, vendió cinco millones de unidades en solo cinco
meses. La surcoreana se prepara ahora para presentar la semana que viene en
Londres el que confía sea su siguiente gran éxito, el móvil Samsung Galaxy
SIII. “Esperamos que la demanda del Galaxy SIII sea muy fuerte”, dijo Robert
Yi, vicepresidente de Samsung.
La situación de Nokia es preocupante, las ventas
de su línea de smartphones basados en Windows Phone no está dando los
resultados esperados. El único dato oficial son dos millones de teléfonos Lumia
vendidos en el primer trimestre, insuficiente para compensar la caída que está
experimentando en sus móviles de gama intermedia.